lunedì 22 ottobre 2007

El cambio (climàtico)

Acabo de leer que Mariano Rajoy tiene dudas sobre el cambio climàtico. Bien. En realidad, yo también, pero como no soy experto no deberìa opinar. Lo que sì que es verdad es que, por mucho que nos asombremos, que este agno sea el màs caluroso de los ùltimos 50, o que el mes que viene sea el noviembre màs lluvioso de los ùltimos 20, o que la alerta narajoazulada por lluvias de aerolitos se cebe con la temporada de la alcachofa, no debe ser muy culpa del cambio climàtico. El cambio climàtico es la causa, segùn los expertos, de que la temperatura media del mundo suba una media de uno o dos grados (que no me acuerdo (porque no soy experto)). Eso quiere decir que los 57 grados que vio mi madre de hace unos veranos en el Prado de San Sebastiàn (de Sevilla) o las lluvias hace dos semanas en Castilleja no deben deber al cambio climàtico, porque si asì fuera hace aùn màs veranos la temperatura hubiera sido de 55, y las lluvias de Castilleja pues hubieran sido màs o menos las mismas pero con un poquito màs de fresquito. Lo que pasa es que cada dìa hay màs telediarios, y como hay màs telediarios pues tienen que gritar màs fuerte para tapar al telediaro vecino, y para gritar màs fuerte hay que inventarse titulares, y aunque estos titulares tengan una base -o un todo- de verdad, pues se exagera por aquì, se mete mùsica por allà, se recortan unas frases de un experto y se sacan un poquito de contexto y ya tenemos noticia. Y como nosotros somos consumidores, incluido de noticias, de telediarios y de cataclismos bìblicos, pues a creernos lo que nos cuentan.

Miren, la tierra ha cambiado ya de clima tantas veces que màs no se puede. Las glaciaciones, las épocas de sequìa, las de calor, los ciclos solares... en fin, que los cambios climàticos no son cosa nueva.

Claro que si sigo asì voy a parecer que quiero defender a Rajoy... y eso no, ?en? Que luego me dicen que soy fascineroso. No, hombre, no. A mì lo que me no me parece es que hablemos de un problema sin conocerlo en profundidad. Que exageremos, vamos. Que todo sea culpa del toro que matò a Manolete. Que lo matò, sì, pero ya està, el pobrecito no hizo nada màs (porque se lo cargaron (y se lo comieron)).

Eso no quita que el cambio climàtico producido por el ser humano sea real. Lo que pasa es que, si existe, que muy probablemente exista, es tan sutil que no nos podemos dar cuenta -aùn-. Al menos, nosotros, ciudadanos de a pie. Pero datos hailos: los polos se derriten màs que antes, las aves cambian sus hàbitos migratorios -?alguien ha visto ciguegnas -perdòn por la diéresis de la u -y por las "egnes"-- en invierno en los campanarios espagnoles?-, ciertos fenòmenos meteorològicos son màs fuertes que antes y, lo que decìa antes, la temperatura media ha subido alarmantemente unos 2 grados. Y un servidor, que se fìa màs de la temperatura media y de los fenòmenos meteorològicos, y, sobre todo, de los polos y de los animales, que de los telediarios y de la gente que dice que "esto yo en todos mis agnos nunca lo he visto", frase que en estos tiempos no se puede decir que no se escuche mucho, pues sì que creo que algo està pasando.

Me creo que el ser humano no sabe vivir sin destrozar algo. No sabe vivir en equilibrio con la naturaleza. Es, quizà, el ùnico ser del universo que puede darse cuenta de lo que hace, de sus acciones y de sus efectos: el ùnico ser consciente que conocemos. Y, tan consciente es, que le importa un pepino. Y a mì esto sì que me preocupa. Y, sobre todo, me da pena.

Por eso os animo a que, dentro de poco, cuando Z (antiguo ZP) ordene, no votéis a Rajoy. Porque yo puedo ser de derechas, o quizà sea rojo hasta los tuétanos, o anarquista o independentista o lo que me quieran llamar. Pero no me gusta que alguien se escude en su primo fìsico para justificar, una vez màs, que se puede contaminar alegremente sin pensar en el futuro. Ni en el presente. Porque, miren ustedes, antes habìa màs campo, y ahora hay menos. Y eso, a mì al menos, sì que me preocupa. Y me da mucha pena.

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