giovedì 28 ottobre 2010

Tientas y compras y tiendas y más compras

Creo que es la tercera vez que visito el aeropuerto de Heathrow en más o menos un año, y esta vez, os lo digo en serio, me he quedado con la boca abierta. Será porque estaba aburrido, pero no me esperaba que hubiera comercio tan refinados, exclusivos y sofisticados. Y, sinceramente, no me parecen tan caros.

A los starbucks, café nero y franquicias de siempre, que se basan en bebidas rápidas, magdalenas, bollería pesada, bocadillos de pollo y atún y una decena de platos preconfeccionados de los de calienta-come-y-sal-por-patas, se han unido una pléyade de restaurantes, steak houses, sushi lounges y wine bars que ofrecen una selección de platos y una variedad de bebidas de ésas que antes uno se imaginaba que eran para personas con clase. Que el populacho, antes, con chorizo, pan y coca-cola se ponía que hasta daba las gracias. Ostras, pescado crudo, carne de búfalo o vaca argentina, quesos del mundo, vinos franceses y platos a la trufa auténtica inundan ahra el paladar que espera.

Y si te aburres, las tiendas. De souvenirs ya sólo queda Harrod's, que es como un corte inglés de baratijas caras, y una horterada que se llama Old Style que lo que venden son “productos típicos” (manteles, cojines, bolígrafos y pamplinería) cuya tipicidad está en que tienen la Union Jack estampada, los 3 colores, vamos, la bandera británica. Ahora la gente que viaja compra y regala prestigio. Tiffany, Cartier, Burberry y su pariente (imagino) Mulberry, Hermes, Bulgari, Chanel, YvesSaintLorent y Gucci. Y muchos más que no conozco. Por supuesto, también hay mac, y he de decir que no son caros. De hecho, son más baratos, que para eso es precio aeropuerto.

Pero lo que me gusta ver son los whiskeys. Empiezo en la zona pobre, que no es el Loch Castle no, nada de eso, son los del botellón caro, los Ballantines, Jameson, Jack Daniels o Deward's, a 12 pounds, 14, 20. Aparecen ofertas, 2 Chivas Regal por 39 libras, casi dan ganas de alargar la mano y sacar la tarjeta. Seguimos subiendo, marcas que no conozco, no me digáis que las diga, 35, 47, 50 pounds. Empezamos a los imposibles, 100, 200, 350. Veo uno que cuesta 400 libras y me parece que va a ser el último. Me equivoco. Una botella preciosa, enmarcada en una caja increíble cuesta algo así como 1.250 libras. Pero ahí no se queda la cosa, aún nos queda el plato fuerte. Permitidme que me ponga serio:

The John Walker. Sí, The John Walker, no, no es Johny Walker, no es el red label, ni el green label, ni el blue label, que también existen, éste se llama The John Walker. La botella no os la imagináis, es de una forma imposible, no es redonda, ni cuadrada, ni rectangular ni poliédrca. Es todo eso a la vez. La caja, acorde al suceso, tiene pinta de madera buena, lacrada, brillante, pulida.

Dejo para el final el precio. El precio. El precio.

El precio son 2.000 libras. 2.000 libras. 2.000 libras. Al cambio son 2.291 euros. Lo que cobra media España en dos meses de trabajo.

Bueno, algún día podré. Me voy a comprarme un capricho, Bombay Safire, 14,95, botella de litro, que está en oferta. Y yo que pensaba que era una cosa cara...

PD: No, no me la pude comprar. Era una oferta para los que viajan más allá de la UE. Para los de aquí hay que pagar el VAT, vamos, el IVA. Al final no era barato.


sabato 9 ottobre 2010

English societies

Hace unos días aquí en la University of Durham se celebró el "Induction Day", o lo que es lo mismo, el día de presenación para los nuevos de la universidad. Básicamente consiste en que los grupos de aquí que hacen cosas ponen una mesita en la que explican las cosas que hacen, de forma que los recién llegados reciben información y, si así lo estiman, se apuntan a las actividades.

Todas las actividades están regentadas por los alumnos, son ellos quienes crean los grupos y ellos mismos los que se los gestionan, lo mismo que se hace en Sevilla en aquellas aulas de cultura. La diferencia radica en que en España, que yo recuerde, si llegábamos a 10 0 15 grupos de actividades igual estábamos de suerte, pero aquí son muchísimas más.

Imaginad un edificio entero, lleno, sus 5 plantas, de gente, mesas, carteles, reclamando la atención. 5 plantas de actividades, de grupos, o de "societies", como aquí las llaman, algunas realmente pintorescas. No exagero si digo que podrían haber unas 100, y he aquí las que recuerdo:

Sociedad de alpinismo, sociedad de canoa, sociedad de comedia e improvisación, sociedad medieval, sociedad de cine, sociedad de científicos cristianos, sociedad de "slow food", sociedad de ajedrez, sociedad de un juego de estrategia chino que se llama "go", sociedad de póker, sociedad de bridge, sociedad de computación, que es en realidad de juegos de ordenador, sociedad de percusión africana, sociedad de canto africano, sociedad de paracaidistas, club de quesos, club de vinos, sociedad de ópera, sociedad del rock duro, sociedad de animadoras, sociedad de yoga, sociedad de meditación, sociedad de baile latino, sociedad de bailes de salón, sociedad de danza moderna, sociedad de danza del vientre, sociedad de baladas, sociedad de instrumentos de viento, sociedad de pintura, sociedad de política y economía, sociedad de claqué, sociedad astronómica, sociedades de muchos países, sobre todo orientales (Japón, Corea, China,...), sociedades de idiomas (español, francés, alemán, chino, japonés, coreano, portugués...), sociedad de friquis, es decir, sociedad de "ciencia ficción y fantasía", sociedad de tenis, sociedad de ¡hockey bajo el agua!, e, incluso, una sociedad del whiskey, con sus botellas al aire.

A mí estas dos últimas son las que más sorprendieron. La primera, por lo raro, porque nunca lo había escuchado, y la segunda porque, en fin, no imagino yo una universidad española permitiendo un club de whiskey. Con la de borrachos que hay entre los estudiantes, y con la de prejuicios y de políticamente correctezas que hay que tragarse, la verdad, no me lo imagino.

Pero lo más sorprendente es que aquí parece que todos están "envolved" en más de una cosa. Definitivamente, para bien, o para mal, o incluso para regular, este país es distinto.

martedì 5 ottobre 2010

¡Nunca vayas a Durham!

Miras en un mapa y dices "vale, no está tan lejos, cojo un avión en Sevilla, llego a londres tras 2 horas, luego un par de metros, llego a la estación de King Cross, allí espero a Elena y un tren nos lleva hasta Durham". Hay tiempo más que de sobra.

Vale. Vas al aeropuerto. La cola es larga pero va rápido. Dejas las maletas, te dan los billetes, pasas el control de seguridad, todo tranquilo. Te sientas, te comes los bocadillos, vagueas por un par de tiendas, vas a la puerta de embarque. Te sientas. Pasa media hora, bueno, hay cierto retraso. Pasa otra media. "Vaya, nada se mueve". Miras el panel de al lado y dice eso, que hay retraso. "Bueno, no pasa nada, total, estoy acostumbrado". Media hora más y te aburres de escribir en el ordenador y de mirar a la gente las caras. Empiezas a impacientarte, aún más cuando ves que la gente se comienza a poner nerviosa, se levanta, habla en voz alta, algunos intentan salir. Se empiezan a escuchar rumores, vienen unos policías, "retraso de al menos 3 horas". "Al menos" te van y dicen. Tensión.

Haces un cálculo rápido. "Si salimos en tres horas, llegamos a londres en 5, luego el metro, esto, lo otro. ¡Horror! Pierdo el tren".

Sales de la zona de embarque. Te acercas a la ventanilla. Hay algunos como tú que piden más información. Mientras esperas la cola repasas los cálculos rápidos, nada, es que no hay forma, el tren lo pierdes seguro, las matemáticas no fallan. Preguntas, reclamas, "sí, le podemos cambiar el billete o devolverle el importe". "Gracias, ahora lo pienso", menos mal que son amables. Intentas llamar a Elena, 2 euros que pierdes en la cabina. La llamas directamente desde el móvil, una, dos, tres veces, a la cuarta por fin contesta. "¿Qué es lo que pasa?". "Esto y lo otro". Ea, nerviosidad. A ver qué es lo que se hace.

Llamas a uno, llamas a otro, nadie te puede ayudar. Necesitas alguien rápido, que tenga internet ahora, que sea hábil buscando, y nadie está disponible. "¿Qué hago? ¿Sevilla-Liverpool-Durham? ¿Sevilla-Edimbourg-Durham? ¿Ryanair, Air Europa, Vueling? ¿Salgo hoy, salgo mañana?" Ysa responde, pero es de poca ayuda, no por ella sino porque no hay mucho en que me pueda ayudar. Al final tomas una decisión, sales mañana, Elena cambiará el tren. Vuelta a casa.

Día siguiente, se repite la misma coreografía. Aeropuerto, cola, maletas, control de seguridad, bocadillos, paseo por tiendas, zona de embarque, espera. Pasa media hora y nada. Por fin llega pero, vaya, otra vez tenemos retraso, aunque esta vez, mucho menos. Entramos en el avión y ¡anda! ¡Qué dos sorpresas! Una, Silvia de azafata, otra, Manolo Jiménez. Nervioso, tenso, con dos tíos enchaquetados y una rubia de bote al lado. Seguro que se cuece algo. Zarpas, vuelas, duermes, te despiertas, te invita Silvia a unos snacks, a un agua con limón y gas y a que pases a un mejor asiento. Vuelas, vuelas, aterrizas, adiós mua mua "que te lo pases muy bien ya nos contarás". Llegas al metro, preguntas, "máximo una hora y media", vale, Elena, voy a recogerte al albergue así te ayudo con las maletas, total, hay tiempo de sobra, recuerda, "máximo una hora y media" para llegar a destino, y para el tren faltan aún casi 3 horas.

Subes al metro, va lento. Es sádado noche y hay gente. Sales del metro y vas lento, porque las maletas pesan. Te haces un pequeño lío del que sales en seguida, llegas al otro metro. Va lento, esto se está retrasando, menos mal que hay tiempo de sobra. Oyes algo de que hay obras, bueno da igual, hay tiempo. Llegas al último metro y lees "25 minutos" y tú que creías que estabas a punto de llegar. "Bueno, vamos a ver, estamos ya un poco justos pero aún estamos a tiempo. Don't panic at all!". Sigue lento, mucho más de lo que debería. En una parada en vez de los 2 minutos de rigor estás 10. Elena manda un mensaje "¿dónde estás? Se hace tarde". "Me faltan sólo 2 paradas" respondes "deberían ser sólo 5 minutos". "Si salimos", piensas, aunque te lo callas. Llego a destino y busco a Elena. "El taxi no llega" te dice nerviosa "debería haber llegado hace 15 minutos". Miras el reloj, faltan 45 minutos. Menos mal que la estación está cerca.

Llega el taxi y os subís, el chófer es un africano negro. Va muy lento porque hay tráfico "es que es sábado noche". "Ya lo sé" piensas "pero ¿no decían que era muy cerca?". Coches, calles, más coches. Coches y calles y coches, semáforos que pasan al rojo, coches, calles y más coches. Quedan como 15 minutos. "¿Queda mucho?" pregunta Elena "no me pongáis nervioso, estoy haciendo lo que puedo" responde el taxista.

Llegamos a la estación, salimos corriendo. Quedan apenas minutos. "¿Dónde es el andén?" "yo qué sé". Preguntas, nadie lo sabe. "Perdón, ¿el andén para Durham?". "Y yo qué sé" dice la gente. ¿Cómo que nadie lo sabe? "¿Pero dónde nos hemos metido?" Buscáis, corréis, preguntáis. Nada, es imposible. Queda menos de un minuto, rezas para que tenga retraso. Miras en las pantallas y nada, aquí no pone nada de Durham. Buscas, corres preguntas, nada. Ya ha pasado la hora. "¿Dónde está el maldito andén?" Preguntas en información, pero, claro, no saben nada. "¿Me deja ver los billetes?", "claro, aquí los tiene", "pero este tren sale de King Cross", "¿y me dice dónde estamos?", "esto es St Panceas Station", "¿y me dice dónde es King Cross?", "justo en la acera de enfrente". Ea, ya la habéis liado.

Estación de King Cross (esta vez sí). Os cambian los billetes, salís mañana temprano. Vale, qué se hace ahora. Posiblilidades: buscar un albergue barato, buscar un hotel que esté cerca, buscar un hotel más caro... o dormir en la estación. "Buscar un albergue barato".

Llamas, preguntas, nada, todos ocupados. Segunda opción, hotel en la zona. Nada, todos ocupados. Tercera opción, un hotel un poco más caro. Mira, hay uno que no está mal, 116 libras, y está sobre una línea de metro, al lado de Waterloo. "Venga, vamos".

El metro es el mismo, sí, pero hay que cambiar de rama, o sea, cambiar de tren. O sea, entrar en uno, viajar un trozo, salir, caminar un rato, subir escaleras, bajar escaleras, volver a subir y a bajar, seguir caminando, encontrar la vía y esperar. Todo esto con 6 maletas y dos personas cansadas. Por fin llegamos al destino. Llueve como hacía meses que no veías llover. Buscas la calle del hotel, está cerca, sí, pero para bajar a la calle hay unas escaleras como de dos pisos de alto y la lluvia parece infinita. Con 6 maletas. "Mira, hay otro camino sin escaleras, aunque es un poco más largo, venga, vamos, lo cogemos". Venga, tiráis de las 6 maletas, os equivocáis dos veces, por fin llegáis, más escaleras. Entráis en el hotel exhaustos, pero al menos esta noche podéis dormir a cubierto.

Día siguiente, 5 horas de sueño. Esta vez decidís coger un taxi y hacerlo con muuuuucha antelación. Vale, todo perfecto, llegáis a la estación sin problemas. Sí, es King Cross, St Pancras es la de al lado. Buscáis el tren, os sentáis, desayunáis algo. Pero, no, otro problema. "Retraso" dice un cartel "esperen en la cola B". Ea, de pie otro rato. Más personas que en la guerra, todas en la misma cola. Media hora, una hora. La cola por fin se mueve. "Siéntense en donde quieran, el tren no tiene puestos reservados, disculpen las molestias, el tren que tenía que ser ha tenido unos problemas". Venga, por fin sentados, pero qué pasa, ¿no sale? Media hora, otra media. Una hora más esperando. "Discúlpenos las molestas pero hay que cambiar de tren". Os miráis, pero ¿es posible? ¿No era éste el país de la puntualidad, de la perfección, del todo en hora y a punto, en el que nunca hay problemas... Otra vez arrastrar 6 maletas, bajar del tren, andar, subir, ponerlas en un sitio para que no se muevan, sentarte...



Bueno, ésta es la historia. De cómo un supuesto viaje que iba a durar pocas horas se convirtió en una odisea que duró casi 3 días. Al final, sí, llegamos a Durham, cansados, hambrientos, molidos, mojados hasta las trancas y realmente destrozados. Hasta los no quiero decir dónde de Inglaterra, los ingleses y su famosa (in)puntualidad. Hasta el gorro de aviones, trenes, metros, lluvia, hoteles, escaleras... y sobre todo maletas. Pero aquí estamos, sanos, salvos y coleando.

Ea, buenas noches, hasta la próxima. Que será más descansada.