giovedì 18 giugno 2009

Una buona cena all'italiana

Ecco, ce l'ho fatto. Por fin una buona cena a la italiana: ricotta, mozarella (burrata), marmellata di fichi. Prosciutto crudo e salumi. Melone e pomodori.

Certo, habrà gente que piense "vaya una cena pobre". "Vaya una cena tonta", "nada de cocinado", " ?esa es la cocina italiana?" o "eso lo hay en todas partes". Se equivocan.

Vale, el jamòn serrano. El jamòn espagnol es diferente, ùnico, hasta mejor. Tiene sin duda màs sabor, eso no lo niega nadie. El italiano es menor, màs suave, màs insìpido, claro, aunque... sì, es distinto. No lo cambio por el ibérico, 100% bellota, pata negra... pero el de aquì no està mal. Es màs para acompagnar. Como para comer con algo. No es el plato exquisito al que estamos acostumbrados pero es otra cosa y se gusta con alegrìa.

Los embutidos... vale, que el chorizo, que la morcilla, el salchichòn de la sierra, el morcòn, la butifarra. Pero aquì no estàn mal. Aquì son màs frescos, màs sutiles, màs suaves. No tienen el sabor, potente, de los de Espagna, son màs para comer que para encantar, claro que son también màs digestivos.

El melòn, la mermelada, esas cosas también las tenemos. Pero los quesos... los quesos frescos... sì, los quesos frescos. La mozzarella, il primio sale, la ricotta!!! Non ce la faccio, me faltan. Se dice en el yoga que el queso es sattvico, alimento vivo, porque no està muerto, da energìa. Ni excita ni irrita ni cansa ni atonta: da sensaciòn de bienestar, abre la mente y el alma. El queso fresco es un alimento maravilloso, rico, delicioso, y sobre todo tonificante. Porque està vivo. Porque contiene la esencia de la felicidad, los fermentos, los cuajos, las bacterias que se asientan en nuestro intestino y nos hacen funcionar bien, como el yogurt, el recién hecho. Y en Italia los quesos frescos son los mejores, no sòlo por ser los mejores sino porque hay tantos, y tan distintos, y se consumen tanto... que m'encantan.

mercoledì 17 giugno 2009

Milano: arrivo y fuga.

No sé por qué me gusta tanto Milàn. De verdad que no lo sé.

No puedo entender que una ciudad gris, frìa, fea, lluviosa y sin ningùn encanto me haga sonreìr tanto.

Porque Milàn es fea. Es incomprensible que en una ciudad tan rica apenas haya dos monumentos resegnables. Una ciudad llena de museos, de cultura, de vida y de estilo, capital de la moda y del disegno, motor econòmico del sur de Europa, històricamente importante y actualmente imprescindible, y uno se puede pasear por ella sin saber si està en un barrio humilde, en una zona obrera, si se va a encontrar una fàbrica o una industria a poco que camine...

...!y sin embargo me gusta!

?Serà por su aire, aparentemente fresco y limpio? ?Serà por la gente? ?Por su forma de caminar, entre ràpido y sereno, entre altanero y simpàtico, entre elegante y descuidado? ?Serà por las caras que tienen, serias pero simpàticas, seguras pero amables? ?Serà por las conversaciones que oigo, de negocios, de ideas, cosas que en Roma difìcilmente escuchaba? ?Serà por su ambiente germano, nòrdico, centroeuropeo? ?Serà -!seguro!- por la compagnia de personas, las que aquì me encuentro, activas, encantadoras, alegres y llenas de ganas? ?Por su ambiente de izquierdismo solidario, de militancia polìtica, de derecha moderda, su pijerìo enmascarado, su riqueza escondida tras una fachada de normalidad mundana? ?Por mis amigas, por las amigas de mis amigas, por los amigos de las amigas de mis amigas y por toda la poca gente con la que aquì he hablado?

Sì, creo que podrìa vivir en Milàn, al menos un tiempo. Cierto, no se parece a la Italia que ya conozco, al sur o al centro, a Roma o Lecce. Aquì no huele a sol ni sabe a aceite ni a fruta, no se ve albahaca ni menta, aquì huele a setas, a trufa de campo, a verde montagna, a risotto con vino, a mantequilla fundida y a polenta. No estàn los mil sabores que se pasean por las calles de la ciudad eterna, no hay la alegrìa humilde de la tierra del Salento, no existe la picardìa caliente de Sicilia ni el caos en que crece la pizza napolitana. Esto no està aquì. !!Pero me gusta!!

Me voy al Duomo. Y a perderme, a ver si me encuentran.