sabato 28 novembre 2009

La comunidad

En mi comunidad estamos de peleas. Hace tiempo que unos vecinos vienen exigiendo más dinero para sus casas. Quieren volver a pintar sus fachadas, colocar cañerías nuevas en sus cuartos de baño, poner calefacción central y cambiar las ventanas. Además quieren decorarlas de manera distinta, “para que se note que allí los que vivimos somos nosotros”, según dicen. Y todo lo quieren hacer con dinero de la comunidad. Sostienen que son los más ricos, por tanto los que más pagan y que por eso necesitan más. Eso de que son los más ricos podríamos discutirlo, aunque por otro lado he de decir que, en parte, los entiendo. Pero también sé que la comunidad tiene otros problemas, y estos problemas son, cuanto menos, igual de importantes, y algunos incluso más.
Hace unos años que el presidente de turno se puso de su lado. Dicen que le cogió el gustillo a eso de ser presidente, y que parece que con su apoyo quiere seguir en el cargo. Pactó con ellos que les daría más dinero, que les financiaría las tuberías, que costearía parte de las ventanas y que les pintaría la fachada de un color diferente. Muchos vecinos le reprochamos que por qué ese trato de favor. Que las comunidades no se construyen así, que ciertas cosas hay que hablarlas entre todos, pero él no nos quiso escuchar. Algunos incluso llevaron la historia a los tribunales, pero éstos aún no han contestado. Hay quien me cuenta que un juez es amigo del presi, y que otro es cuñado de no sé quién. Y mientras, aquí estamos, esperando la respuesta.
Los vecinos beligerantes dicen que si los tribunales les quitan el dinero se van a vivir a otro lado, a otras casas que han visto allí arriba. En realidad llevan años diciendo lo mismo, pero al final nunca se van. Yo creo que es porque, en el fondo, saben que aquí se vive muy bien. Que como éste no encuentran otro. Que si tan ricos son y se fueran la intercomunidad del barrio les obligaría a pagar aún más, como ésos de la otra esquina, los que primero se vinieron a vivir al barrio, que son tan ricos que beben champagne y whiskey en copas de bohemia y con cuyo dinero se financian las aceras de las casas nuevas.
Yo por mi parte digo que para qué tanta pelea. Mi abuelo vivía en un corral de vecinos, mi padre en una piso pequeño, y yo, sabiendo eso, pues fíjese, mi casa adosada me parece un palacio. Que si en vez de pelearnos tiráramos todos del carro viviríamos aún mejor. Que llevamos ya muchos años, que hemos sido muy felices, que hemos vivido en paz y que si quisiéramos podríamos vivir aún mejor. Quizá soy demasiado inocente.

sabato 21 novembre 2009

El segundo cerebro

¿Dónde se forman las ideas? ¿Cómo se guarda la memoria? ¿De qué forma surgen los razonamientos? ¿En qué lugar se generan los sentimientos, las emociones, el dolor y el placer y el miedo? ¿De dónde surge lo que pensamos y lo que sentimos?

La mayoría de las personas responderían que todas estas cosas surgen y se originan en el cerebro, ese órgano enorme y misterioso que parece hacernos ser lo que somos. El cerebro, el ordenador central, la inmensa red de neuronas, células nerviosas e impulsos electroquímicos, ahí se forma todo. ¿Ahí se forma todo?

El cerebro en realidad no está aislado: las conexiones nerviosas parten del bulbo raquídeo y se dirigen a todo el cuerpo. Pasan por la columna vertebral, se ramifican y se expanden hasta el rincón más alejado, hasta el más pequeño. Captan impulsos externos, sensaciones internas, frío y calor. Impulsos eléctricos y químicos, cambios de presión, radiación electromagnética. Variaciones de cualquier género son recibidas y convertidas en señales que son reportadas hasta el computador central, que las procesa, las compara, las evalúa y genera otras nuevas. Éstas a su vez son enviadas hacia los músculos, hacia los huesos, hacia los órganos, a cada célula, que reacciona, se mueve, cambia, hace cosas. Liberan hormonas, señales químicas, movimiento, calor. Se modifican y modifican el ambiente que las rodea, lo cual genera nuevas sensaciones que son recogidas y enviadas de nuevo al cerebro. Y así sucesivamente.

Las sensaciones que captan se convierten en ideas. Si el pie capta una señal de dolor, mi atención se vuelve hacia el pie, dejando de lado el hilo de mi pensamiento para centrarse en eliminar el dolor de pie. Si la mano acaricia mi gata, la sensación de placer hace que me concentre en esa sensación y que la amplifique, generando pensamientos relacionados con la textura, el color o el olor del pelo de mi gata. Los pensamientos no surgen solos: surgen en relación con el medio en que nos encontramos.

Si contempláramos el cuerpo humano por dentro, y pudiéramos ver sólo la red mixta de neuronas y hormonas -los auténticos transmisores de información intracorpórea-, veríamos que hay dos zonas especialmente entretejidas por éstas: uno es, claro que sí, el cerebro, y otro es, fíjate, la barriga. La barriga es un centro nervioso y hormonal de una importancia crucial. En la barriga (y aledaños) se concentra el mayor número de órganos vitales de todo el cuerpo: estómago, intestinos, riñones, hígado, páncreas, órganos sexuales y más aún. Pero además, en la barriga surgen y terminan algunos de los nervios más importantes para la vida, y en especial algunos de los encargados de la relajación y el bienestar: los que forman el sistema nervioso parasimpático. En la barriga se produce el mayor gasto de energía y esfuerzo que el cuerpo realiza todos los días: la digestión. En la barriga se almacena la mayor cantidad de residuos, toxinas, sustancias tóxicas y desechos que han de ser eliminados: las heces. En especial, el intestino delgado cumple una función muy sutil pero muy importante, porque no sólo es la zona en la que se hacen las últimas y cruciales fases de la digestión, no sólo es la puerta por la que entran al cuerpo los alimentos, sino que es, además, una zona en la que se generan gran parte de las defensas del organismo. Y, por si fuera poco, hace de espejo a todas las emociones y sensaciones que ocurren en el cerebro, produciéndose una continua interacción entre ambas partes. Es por esto por lo que se le llama muchas veces el segundo cerebro.


El cerebro (de arriba) no está solo: su función de pensar y sentir y traducir sensaciones se realiza en sintonía con todo el resto del cuerpo, y en especial coordinación y relación con este segundo cerebro. Y, qué curioso, si resulta difícil mantener en forma (al menos físicamente) ese primer cerebro (porque no tenemos acceso a él), sí que podemos actuar sobre el mismo ejercitando y manteniendo adecuadamente este segundo cerebro.

En el yoga (hablo del yoga porque es lo que conozco) prácticamente todas las posiciones y ejercicios y las técnicas de respiración actúan, directa o indirectamente, sobre la zona de la barriga. Existen técnicas específicas de limpieza y puesta a punto que se dirigen a la zona abdominal. Las prácticas de relajación y concentración inciden una y otra vez en el bienestar de la panza. De esta forma, actuando por esta puerta, se accede al bienestar global de todo el ser humano, alcanzando no sólo su parte física, sino también racional, mental y emocional.

Y la alimentación, que nos aporta la vida en forma de nutrientes, nos puede aportar tranquilidad, relajación, y sensaciones de alegría y felicidad. Si consumimos alimentos que alegren a la barriga -esto es, frutas frescas, verduras, cereales con fibra y alimentos integrales- y reducimos las bombas de grasas y proteínas animales, necesarias pero de difícil digestión, conseguiremos descargar de trabajo al estómago, intestino y demás órganos involucrados en su descomposición y absorción. Una digestión de arroz y verduras dura apenas una hora, mientras que una de carnes y fritos puede durar más de tres. La sensación de bienestar que surge tras un buen tránsito intestinal es reconfortante, mientras que el malestar causado por una digestión pesada o por una excesiva acumulación de heces nos lleva a sentirnos mal, estresados, cansados y sin energía.

Por esto, el ejercicio y la alimentación son más importantes de lo que habitualmente se piensa: no sólo son necesarios para la subsistencia, sino que nos ayudan, una vez satisfechas las primeras necesidades, a pensar mejor, a sentir mejor y a vivir más felices y en paz con nosotros mismos.






giovedì 19 novembre 2009