venerdì 25 gennaio 2008

?Qué està pasando en Italia?

Igansio Brown'n'Flowers, corresponsal en Roma.

De verguenza (sin diéresis porque no tengo). Italia es un paìs donde la mafia no es sòlo una organizaciòn criminal, sino que es una cultura, un modo de vida. Està en los genes de los italianos y se ve, se palpa, se respira en casi cualquier rincòn. ?Qué es la mafia? Simplemente, divisiòn en dos clases: los peces gordos y los peces chicos: los primeros tienen dinero y poder, y los segundos tienen menos dinero y menos poder. Los primeros ejercen su fuerza a los segundos y los segundos son simples vasallos de los primeros. Aquì, para conseguir un trabajo pùblico, lo mejor es conocer a un jefe. Lo mismo que pasaba en España. Hace 40 años.

En la polìtica la cultura mafiosa no es sòlo no es sutil, sino vergonzosamente clara: "blanco sobre negro". Unos 14 partidos polìticos compartìan, hasta ayer, el gobierno de Prodi. 14 partidos de "centro izquierda": desde democristianos a neocomunistas, pasando por socialistas, verdes, radicales... y asì hasta 14. A la derecha, casi igual, pero con una diferencia: un lìder, un pez gordo, no, qué digo gordo, un ballenato, un dinosaurio, un monstruo antediluviano de fuerza, dinero y poder: Silvio, "Berlusca", como le dicen, que por arte de magia consigue poner firmes a centristas, liberales, derechistas, ultraderechistas, separatistas y otros que, como él, sòlo buscan en la polìtica seguir enriqueciéndose libremente sin que las garras de la justicia se les acerque. ?Que no me creéis? Bien, quizà por eso "Berlusca" ha sido condenado por un tribunal que, "però", tuvo que absolverlo porque su gobierno cambiò la ley para que el delito prescribiera antes de que saliera la sentencia.

?Por qué hay tantos partidos? Pues porque una ley electoral lo permite, y porque, en definitiva, aquì si uno es un pez gordo va por su cuenta. No tiene nada que ver con la polìtica: tiene que ver con conservar el "status". Yo, que soy pez gordo, me reùno con 3 amigos, creamos mi partido y ganamos un par de escaños. Asì tengo derecho a sueldo, dietas, viajes, hoteles, chòfer y otras cosas que no nombro por respeto a mis queridos lectores, e, !importante!, inmunidad ante la ley durante 5 años. Si no me creéis, 2 datos: Italia cuenta con -quizà me equivoque- màs de 20 ministros, algunos sin cartera, y unos 500 parlamentarios y otros tantos senadores. Y la clase polìtica màs envejecida de toda Europa. Siempre son los mismos. ?Por qué? Pues porque "yo, de aquì, no me muevo".

En esta tesitura, surgiò Prodi. Uno que no pertenece a ningùn partido. Un hombre serio, independiente pero centrado a "sinistra". Un polìtico de ideas moderadamente liberales y sociales, con tacto, bagaje y experiencia. Pero con un defecto: sin carisma. Gris, poco novedoso, poco innovativo. Sin ideas brillantes y sin la capacidad de ejercer su fuerza a los demàs como el ballenato "Berlusca". Ha tenido una legislatura, qué digo, ni siquiera 2 años difìciles. Muy duros. Con una coaliciòn enfrentada que hacìa aguas por todos lados. ?Còmo se puede poner de acuerdo a tanta gente tan distinta? Prodi lo consiguiò, pero a tirones. A medias. En la superficie del dìa a dìa, nunca en el fondo. En parte porque él no tiene carisma, y en parte porque los demàs no le han dejado tenerla: Italia es un paìs en que cada cual hace la guerra por su cuenta.

Y en esta tesitura tuvo que nombrar ministro a un mafioso, Mastella. Uno que tiene un "piccolo" partido de apenas 3 o 4 senadores. Un sinverguenza. Uno que està investigado por la justicia. Uno que dice no creer en los jueces. ?Y de qué le hico ministro? Pues de qué va a ser: de justicia. Asì fue hasta que la mujer de Mastella fue detenida, o implicada, o imputada, o lo que sea, y él decidiò que dimitìa, que la familia es màs importante que el paìs. Que es como decir "tengo la mafia en las venas". Y luego, la ecatombe. Prodi le dijo "quédate". Y él dijo "no. Y no sòlo no, sino que encima, te quito el apoyo de mi partido". Justo los votos que hacìan estar en el gobierno a Prodi.

Asì que se fue. Arrivederci. Ciao, amore, ciao. Ahora "Berlusca" quiere elecciones, y lo peor es que las ganarà. ?Y sabéis por qué? Porque es lo que los italianos quieren ser: grande, potente, rico. Gigante. Un paìs vota a su ideal, y Berlusconi es el ideal de italiano. Por algo es el màs rico. Una pena, porque este paìs en que por ahora vivo es un paìs que podrìa ser maravilloso, y en muchas cosas lo es: comida, clima, naturaleza. Gente simpàtica, alegre y bastante emprendedora. En fin, no se puede tener todo.


Tras su dimisión, los conservadores exigen la convocatoria de elecciones anticipadas convencidos de que las ganarán
http://www.cadenaser.com/internacional/articulo/prodi-cae-botas-puestas/csrcsrpor/20080125csrcsrint_2/Tes

EFE 25-01-2008

Derribado por sus propios aliados, el segundo Gobierno de Prodi no logró alcanzar ni los dos años, en la misma línea que los 63 Ejecutivos que ha habido en Italia desde la segunda gran guerra y que traen a la memoria a aquellos gabinetes breves y débiles con escasa capacidad de decisión.


Durante 20 meses Prodi ha tenido que lidiar con unos aliados enfrentados entre sí, a los que sólo unía el deseo de echar a Silvio Berlusconi del poder, pero que una vez logrado (ganaron las elecciones de 2006) fueron incapaces de ponerse de acuerdo en los grandes puntos, llevando al Ejecutivo prácticamente a la parálisis.

Prodi, de 68 años, es el líder de La Unión, la variopinta coalición compuesta por 14 partidos, que van -o iban- desde el democristiano UDEUR a Refundación Comunista, los Radicales o Los Verdes, pasando por el Partido Demócrata, el más importante formado de la disolución del ex comunista Democráticos de Izquierda y el centrista La Margherita.

Temporales

En este tiempo, el Gobierno aprobó dos presupuestos generales del Estado, algunos decretos y poco más, debido no sólo al estrecho margen de votos que contaba en el Senado (158 La Unión frente a 156 la oposición conservadora de Silvio Berlusconi), sino también al enfrentamiento entre los aliados. Entre las iniciativas que aún esperan está el proyecto de ley sobre parejas de hecho, al que se opuso rotundamente el ya ex ministro de Justicia, Clemente Mastella, el hombre que tras sacar a su partido de la coalición ha llevado a la caída de Prodi. En estos meses, Prodi capeó todos los temporales que se le venían encima, llamó a consultas a los aliados en numerosas ocasiones y les hizo firmar incluso un programa mínimo de gobierno, decidido a agotar los cinco años de legislatura, que concluye en 2011.

Con ese objetivo, la crisis causada por la salida del UDEUR de Mastella de La Unión la quiso resolver en el Parlamento y aunque se le sugirió que dimitiera antes de ser humillado en el Senado por sus propios aliados prefirió morir políticamente con las botas puestas. Sabía que, lápiz en la mano, los votos no salían y que el "no" anunciado por los senadores del UDEUR y de los liberales de también aliado Lamberto Dini le llevarían a la caída, pero jugó sus cartas hasta el final, convencido de que el país no está para permitirse el lujo de un "parón" político y que con buena voluntad le podía dejar seguir gobernando.

El democristiano Prodi advirtió de que un "vacío político" puede dañar a la economía italiana, la tercera de la zona euro. Propuso un nuevo gobierno, reforma del sistema electoral -el culpable de la inestabilidad política que sufre Italia- y reformas en el campo económico. Pero sus díscolos aliados no estaban ya para oír las nuevas intenciones y Mastella le despidió con unos versos de Pablo Neruda en los que el poeta chileno dice "muere lentamente quien se transforma en esclavo del hábito, repitiendo todos los días los mismos trayectos, quien no cambia de marca...".

Incertidumbre

Tras la caída de Prodi, los conservadores exigen la convocatoria de elecciones anticipadas, convencidos de que las ganarán. Berlusconi dijo recientemente que los sondeos les dan 15 puntos por encima de La Unión y agregó que sacarían, de celebrarse esta primavera los comicios, más de 30 senadores de diferencia al centro izquierda.

Los partidos de La Unión están divididos, los pequeños no descartan ir a las urnas, mientras que el Partido Demócrata pide que antes se reforme la ley electoral, la ley ideada por Berlusconi, que la impuso la pasada legislatura convencido de que le garantizaría el triunfo. Calificada por sus redactores como "una cerdada", le salió rana y dio la mayoría a Prodi. Ahora, Berlusconi está seguro de que ganarán, de ahí que no tenga interés en cambiarla... de momento.

La pelota ha pasado al tejado del Jefe del Estado, que en las próximas horas comenzará en el Palacio del Quirinal -su sede- la ronda de consultas con los partidos, una procesión que se viene repitiendo en 63 ocasiones, la de los gobiernos habidos




Ver vìdeo: Trifulca bananera en un senado europeo

La sesión de la caída de Prodi brindó ayer un espectáculo deplorable en el Senado. Las seis horas de debate y votación dieron mucho de sí. Al principio la tensión no parecía notarse mucho. Algunos jugaban con el teléfono móvil y otros hablaban entre ellos, sobre todo cuando las declaraciones de intenciones venían del partido opuesto. La mayoría entraba y salía de la sala, y llegaba a tiempo sólo para la ponencia o el voto.
Prodi aguantó el tipo, pero tendría que tener un reconocimiento especial hacia los octogenarios senadores vitalicios, sobre todo a su incondicional Rita Levi-Moltalcini, que, a sus 98 incombustibles años, votó la primera dando su confianza al «Profesor».
La intervención de Nuccio Cusumano, senador del Udeur -el partido del dimitido Mastella, que según él mismo votaría contra el Gobierno, tras abandonar la coalición-, desató las hostilidades. Cusumano expresó su desacuerdo con el líder de su partido y eligió «el país y la confianza. En soledad y con mi libertad, daré mi sí a Prodi», concluyó.
Sus palabras provocaron la ira del otro senador del Udeur, Tommaso Barbato, quien se le acercó, le escupió en la cara y le lanzó improperios como «payaso, vendido, cornudo y trozo de mierda». En pleno rifirrafe, algunos senadores de la oposición de centroderecha se sumaron a la ola de insultos con calificativos como «maricón, eres una basura, eres una puta, eres una muñequita...», momento en el que el acoso al senador alcanzó su cénit.
Cusumano no pudo aguantar tanta imprecación directa y se desmayó a continuación. Después de lo cual tuvo que ser atendido por las asistencias médicas y sacado fuera en una camilla. El suceso obligó a la suspensión de la asamblea durante cinco minutos.
No es la primera vez que Cusumano se desmarca de su partido en una votación parlamentaria. El 18 de mayo de 1994, fue el protagonista de una historia análoga, pero en aquella ocasión a quien permitió obtener la confianza de la Cámara fue al por entonces presidente del Consejo, Silvio Berlusconi.
La declaración de intenciones más esperada fue precisamente la del ex ministro de Justicia, Clemente Mastella, quien inició su discurso con versos de Neruda: «Muere lentamente quien se transforma en esclavo del hábito, repitiendo todos los días los mismos trayectos, quien no cambia de marca, no arriesga vestir un color nuevo y no le habla a quien no conoce».
El movimiento de Mastella
Antes de la «traición» de su compañero, a su entrada en la asamblea, Mastella no saludó a los miembros de centroizquierda, y optó por sentarse en los bancos cercanos a la derecha. Era un signo más del cambio de intenciones del líder del Udeur, que a pesar de haber desmentido su paso al centroderecha -como Berlusconi había anunciado-, marca distancias con sus hasta ahora colegas de coalición.
Mastella reiteró una vez más su «no con firmeza a la confianza», y, dirigiéndose directamente a Prodi, le dijo: «Usted no puede hacer como si no hubiera sucedido nada. Es necesario exigir respeto a la magistratura». Mastella repitió, por enésima vez en esta semana, que su familia es inocente, y arremetió, como ha estado haciendo hasta ahora, contra los magistrados.

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