Además de reciclar, voy a dejar ISF.
Llevo... ni me acuerdo. ¿8 años? No no no creo que más. Quizá 10 años. Por ahí debe andar. Pues para celebrar mi décimo aniversario he decidido borrarme de ISF, aunque hace años que no colaboraba, mi participación en ella se limitaba a pagar la cuota... y poco más.
Hace tiempo que se me pasa por la cabeza dejarlo. Las razones son varias:
- Primero, me ahorro 50 euros al año, que puedo invertir en otras cosas como sanidad, educación , cultura o simplemente salir de juerga.
- Segundo, el quemazón de los últimos tiempos en que colaboraba, las formas que , entre todos, creamos en aquel periodo, me hicieron perder la ilusión.
- Tercero, creo que el camino de especialización en tecnología, que yo mismo incité y ayudé a consolidar, no es el adecuado para dar respuesta a los problemas que pretende abordar. Pienso -y esto lo he meditado muchísimo- que en el mundo no existe un problema tecnológico. En menor medida, el problema es económico, quizá político, pero por encima de todo y sobre todo el gran problema es: humano. Somos las personas, y no los sistemas o los instrumentos que usamos, los que hacemos el mundo como es, por lo que da igual que vivamos en un capitalismo, en un comunismo, que exista el libre mercado, las vacunas o los ordenadores: el mundo sólo cambiará cuando cambien las personas. Por lo que insistir en la tecnología no va a arreglar el sufrimiento de la gente. Puede aliviarlo, como una aspirina, que quita la fiebre y cura los síntomas, pero la raíz del dolor es otra y se encuentra en el cerebro, en el corazón y en el alma de cada ser humano.
- Por todo ello, cuarto, llevar tecnología a los que sufren crea quizá más problemas de los que resuelve: dependencia tecnológica de una tecnología que probablemente no se puedan permitir, generación de esperanza y confianza en el desarrollismo del "primer mundo" (¿acaso nuestro desarrollo nos ha traído la felicidad? vivimos más tiempo, más cómodos, más ricos, pero, ¿más felices? ¿más alegres? ¿tenemos paz en nuestra vida?).
- Quinto, no resueve, como decía, el problema de fondo. El sufrimiento no es un valor objetivo, no es una actividad del mundo físico, sino que es una actividad de la mente. Considero -y esto lo he meditado mucho, aunque quizá no tanto como lo anterior- que los que sufren necesitan otros recursos para salir del sufrimiento: confianza en ellos mismos, fé en su cultura (que en la mayoría de los casos les ha mantenido con vida y ha creado grandes obras durante milenios), educación en sus valores y sus particularidades, ejercicio -¡sí!- ejercicio físico, y, sobre todo, tranquilidad de mente y espíritu y alegría, que es el mejor modo de llevar sus propios proyectos a cabo. Tienen que ser ellos los que se inventen soluciones a sus problemas, los que las ejecuten y los que las gestiones. No podemos ser nosotros los que les indiquemos el camino a seguir, primero porque sus peculiaridades hacen que nuestras soluciones no sean lo mejor para ellos, y segundo porque, en realidad, nuestro mundo occidental y desarrollado lo único que ha conseguido es personas estresadas, depresiones, destrozo medioambiental, crispación y demás cosas que todos sabemos. Nosotros no tenemos un mundo maravilloso, sino más bien todo lo contrario, y si les llevamos nuestras soluciones, un efecto colateral es el que ellos crean aún más que tienen que parecerse a nosotros. Éste es el gran punto contra el que me rebelo.
- Por cierto que algo harán mal las ONGs cuando nunca jamás en la historia han habido tantos movimientos sociales, tantas manifestaciones, tantos "solidarios"... y tanto sufrimiento. La distancia entre el norte y el sur se agiganta al ritmo que se crean nuevas y más grandes ONGs. Digo yo que algo raro está pasando. Es como en Italia: más crece la contestación popular a Berlusconi, más votos gana su partido. Algo mal hacen en la oposición, ¿no?
- Con el clima de continua tensión, eficientismo y estrés excesivo que entre todos -yo incluido- creamos en ISF no se crea el ambiente de paz y alegría que creo sea lo mejor que un pueblo puede exportar a otro. Curioso dato es el que la mayoría de mis coetaneos hayamos salido espantados y ni queramos oír hablar de volver a colaborar.
- Siempre he tenido el "feeling" de que una gran cosa que hacía ISF era cambiar a las personas que participaban en ella. Nos abría nuevos mundo, nos enseñaba otros lugares, nos comunicaba con otra gente y, sobre todo, nos ayudaba a entender que la solidaridad es una de las grandes fuerzas que puede mover la tierra. Por ello intenté (conseguiéndolo sólo parcialmente) atraer a nuevos socios y colaboradores. De verdad, creo que ésta es la mejor labor que una ONG puede realizar. Siempre me sorprendió la capacidad de ISF para cambiar a la gente: uno montó una empresa social, otro quiso ser comerciante solidario, otra se fue a Sudamérica. Sin embargo, lo que veo es que los criterios de ser eficientes y primar los proyectos a los nuevos socios ha llevado a ISF a tener más asalariados, más proyectos, más asignaturas pero menos nuevos colaboradores. Curioso dato, de nuevo, es el que la mayoría de mis coetaneos hayamos salido espantados y ni queramos oír hablar de volver a colaborar.
Por todo esto me borro.
Espero que nadie me haya malinterpretado. Por eso, quisiera aclararme: la tecnología, la lucha política, el cambio de modelo económico, el desarrollo de la medicina, pueden ayudar a construir un mundo mejor. Pero no son la razón del cambio, no son la mejora substancial, no son la medicina: la medicina es el cambiar el corazón de las personas. Sin que éste sea el centro de la ONG, la ONG no podrá cambiar nada. Es más, estará probablemente contribuyendo a afianzar el modelo capitalista desarrollista occidental que tanto daño nos hace a todos.
Me da pena. Espero, de verdad, volver algún día, cuando ISF sea más acorde con lo que creo. O, sobre todo, cuando yo sea capaz de entrar en ISF para desarrollar lo que creo sin tensionar más la cosa.
Y sobre todo, espero que todo lo que he dicho aquí esté equivocad
martedì 25 novembre 2008
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