Creo que ya no creo en el desarrollo. Y mirad que me duele, porque le he dedicado una buena parte de mi vida. Una buena parte de vida colaborando, pensando en hacer otro mundo. Pensando al desarrollo, al comercio justo. Media vida pensando en una cosa mientras hacía otra distinta. Pensando en el "mundo pobre", en la "injusticia", en el "subdesarrollo", en los "oprimidos", mientras estudiaba primero y trabajaba después en hacer más grande el PIB del "primer mundo".
Siempre quise dedicar mi entera vida al desarrollo. Pero ya no estoy tan seguro.
¿Cómo creer en el desarrollo, si es el desarrollo el que nos separa? ¿Es realmente el desarrollo la solución? ¿O es exactamente la base del problema? ¿Necesita el ser humano el desarrollo para ser feliz? ¿O el desarrollo lo hace aún más infeliz? ¿El desarrollo soluciona? ¿O crea más problemas? Antes eras pobres si no teías que comer y analfabeto si no sabías leer. Ahora es "básico" tener salud, agua, energía, acceso a internet, comunicación celular. ¿Y si no, qué eres? Un don nadie en un mundo aparte.
¿Qué hacemos las OONGG cuando llevan el desarrollo al "sur"? Pues eso, desarrollar. Cambiar. Modificar la vida de la gente: sus costumbres, sus quehaceres. Les damos cosas que mejoran ciertos aspectos de su vida. Pero, y he aquí la raíz de mi crisis, les damos algo más. Les cambiamos la MENTE. Les decimos "mira, yo vengo del "NORTE", donde hay muchas cosas. Te traigo esto, que es bueno, que te va a hacer la vida más fácil y más cómoda. Te va a curar y te va a alimentar con alimentos que antes no tenías. Y dentro de unos años me iré de nuevo a mi "norte" mientras tú seguirás aquí". Les damos la inquietud de que hay más cosas "al otro lado".
No me malentendáis, no estoy diciendo que ellos no tengan derecho a vivir mejor. Ni mucho menos. Todo el mundo debería tener derecho a vivir bien. Pero ¿qué es vivir bien? ¿Vivir en este mundo de despilfarro, de usar y tirar, de "poca calidad", como decía antes? ¿De coches, humo, de trabajo y estrés? ¿Realmente somos tan ricos, nosotros, que lo tenemos todo y aún queremos más? ¿O eran ellos más ricos antes de conocernos, cuando simplemente no les hacía falta más de lo que tenían?
No nos engañemos: la felicidad no está en las cosas. Ni en la comida ni en la salud ni en la cultura ni en ningún sitio. La felicidad está en la MENTE de cada persona. Y si hacemos cooperación llevando cosas, llevamos también nuestra MENTALIDAD occidental desarrollista y consumista. La llevamos aunque no queramos. Aunque no nos demos cuenta. Aunque no lo pretendamos. La llevamos siempre con nosotros y la transmitimos sin querer quererlo. Y después ya nada es como era antes.
Por favor, no me malentendáis. La comida, la salud y la cultura son muy importantes. Son esenciales. Son básicas. Pero el desarrollo no cesa. No basta. No termina nunca. Es como comer una pipa: luego quieres otra, y otra, y otra y luego otra y luego otra más, y las ganas de comer pipa no se terminan nunca. Y las ganas sin control crean... infelicidad. Creo que nunca cambiaremos el mundo si no cambiamos NUESTRA MENTE. La nuestra, la de nosotros mismos. Y el día que hagamos esto, estará casi todo hecho.
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