domenica 8 aprile 2012

El sexo y el yoga

Recientemente se ha desatado una de esas polémicas que atacan cíclicamente al yoga. En este caso la excusa ha sido la denuncia que se ha hecho a John Friend, el fundador del Anusara Yoga®, un sistema moderno de práctica yóguica convertido en una lucrativa franquicia. Algunos de sus alumnos le acusan, ante los tribunales, de abusos sexuales a sus discípulos, además de estafas económicas, financieras, del uso de drogas y otras cosas.

No es la primera vez que esto sucede. Ya en los años 60 se acusó al Maharishi Mahesh Yogui, el guru que los Beatles visitaron en India, de intentar seducir a varias mujeres en las sesiones de meditación para obtener favores sexuales, entre ellas la actriz Mia Farrow. Acusaciones similares se han hecho de otros maestros, como Sai Baba, Osho o incluso Gandhi. Pero, ¿cuál es la relación entre sexo y yoga? ¿Qué dicen los maestros sobre este asunto?

El sexo y la energía vital.

La primera referencia en la que aparece citado el sexo en un texto clásico del yoga data del siglo III a.C. En los Yoga Sutra de Patañjali, la primigenia compilación histórica de la ciencia del yoga, se nombra al celibato como uno de los deberes que tiene que observar el practicante. Sin embargo, este abstención sexual no se debe a ningún principio moral ni religioso, sino que adquiere una finalidad más práctica. De hecho, en el sutra II.38 se afirma, literalmente, lo siguiente: “el célibe consigue vitalidad”.

La vitalidad es una de las metas del yogui. La obtención y conservación del prana, la energía cósmica universal, y su utilización para fines espirituales, son una de las bases del yoga. Más, incluso, que la relajación o el propio bienestar físico. Muchos modernos maestros de yoga afirman que la cantidad de energía que se desata durante la actividad sexual, en forma de hormonas, impulsos eléctricos, aceleración del ritmo cardíaco y demás, puede y debe ser aprovechada para fines más elevados que el puro placer sensual. Con el uso de las técnicas adecuadas, que permiten encaminar esta energía hacia los adecuados centros energéticos, se consigue un estado elevado de consciencia. Se dice que el orgasmo, en especial la eyaculación masculina, desperdicia todo este torrente energético. Evitándolo, y dirigiendo adecuadamente ese potente flujo vital, el yogui consigue acercarse progresivamente al samadhi, el estado de iluminación espiritual.

Estas técnicas se consideran, en su mayoría, difíciles de realizar, cuando no peligrosas, en especial para un practicante poco iniciado. Es por ello por lo que se suelen mantener en relativo secreto, y, en todo caso, sólo se pueden aprender con la guía de un maestro experto.

El sexo y el yoga tántrico.

Uno de los grandes temas que generan confusión en occidente es el relativo al tantra. Buena parte del público que no conoce en profundidad el yoga tiene la creencia de que una de las vías del yoga, el llamado tantrismo, consiste en practicar sexo de forma desenfrenada y durante horas hasta conseguir el máximo placer posible. Declaraciones de famosos y artistas, como por ejemplo Sting, que asegura que gracias al tantra practica sexo todas las noches durante 8 horas seguidas, han ayudado a mitificar este asunto.

Nada más lejos de la realidad, esta visión del tantra es sólo una distorsión moderna. De hecho, las escuelas tántricas, nacidas hacia el periodo medieval en la India, son una especie de collage de técnicas que incluyen el uso de meditación, de mantras, de prácticas corpóreas, pujas (rituales), prácticas de purificación física y mental y otras muchas para fines espirituales. El tantra se encuentra presente no sólo en el yoga, sino en multitud de vías religiosas de Asia, como, por ejemplo, el budismo.

Algunas de las formas de tantra incluyen el uso de las energías sutiles. El ejemplo más claro es el kundalini tantra, en el que se entrena el cuerpo para despertar una energía (la kundalini) que “duerme” en la base de la espina dorsal. Haciendo que ésta se eleve a través de los canales del cuerpo, va abriendo los principales chakras, para terminar en el Sahasrara, el centro energético que se encuentra en la parte más alta de la cabeza. Al alcanzar este punto el practicante consigue el samadhi. De nuevo, algunas de las prácticas de kundalini tantra incluyen las energías sexuales. La realización de sesiones de sexo en pareja puede desatar esta energía, pero sólo si se observa una disciplina muy estricta que incluye, de nuevo, evitar la eyaculación y el orgasmo, dirigirlo hacia el lugar adecuado y excluir cualquier tipo de finalidad puramente placentera o sensual.


El sexo en el yoga y el celibato en la India.

El celibato es considerado por los hindúes como una de las máximas aspiraciones, que puede tener un ser humano. No es extraño que parejas casadas anuncien solemnemente a sus hijos su decisión de comenzar a ser célibes, aún siguiendo estando casados. Esta decisión suele ser celebrada con alegría por sus vástagos ya que es parte del camino hacia una realización personal más completa. El mismo Gandhi renunció al sexo a la edad de 36 años, aunque después comenzó a dormir con jóvenes desnudas, entre ellas varias de su propia familia, para probar su autocontrol sexual y como parte de sus prácticas de purificación energética, lo cual fue tremendamente polémico y malentendido en Occidente.

En la India es muy normal ver por la calle a personas vestidas con túnicas de color naranja. No todos, pero sí una gran parte, son swami (monjes) renunciantes. Por lo general no pertenecen a ningún grupo organizado (como podríamos imaginar en los monjes cristianos) sino adquieren su condición después de vivir y aprender durante varios años con un maestro. En el momento de adquirir el hábito, queman sus ropas en una hoguera que simboliza su retiro del mundo y el abandono de los placeres físicos. El color naranja de su nueva ropa es precisamente el del fuego que quema los deseos mundanos. A partir de ese momento su vida se dedica a Dios y a la realizar en sí mismos la suprema realidad divina.

La mayoría de maestros de yoga son swami renunciantes. La mayoría, pero no todos. También los hay que se mantienen casados y que siguen practicando el sexo, y en este caso su hábito suele ser de color blanco.


Todo esto está muy bien, pero... y yo, ¿qué hago?

La mayoría de los que practicamos yoga no renunciamos al sexo. Ni renunciamos ni queremos hacerlo. Entonces, ¿qué nos aconsejarían los maestros? Probablemente dirían lo mismo que dicen de todo. El sexo, como todas las cosas que existen, es una actividad inherente al propio hecho de estar vivo. El sexo es algo natural, y como tal ha de ser vivido. El mismo Krishna, el Dios reencarnado, uno de los avatares de Vishnu en la tierra, practicaba sexo con cientos de gopis, además de estar unido a Radha, una mujer casada. Esto, aunque sea algo simbólico, nos da una idea de cómo el sexo es algo natural en el yoga. Existen ejemplos de templos en India en los que el sexo se muestra de una forma explícita.

Pero, igualmente, y como todas las cosas, el sexo puede tener una parte dañina. La actividad sexual es algo natural, está claro, que nos puede unir a la otra persona y, por extensión, a todo el universo. Puede acercarnos a Dios, a la realidad última y suprema. Pero si se utiliza sólo para una finalidad sensual, para placer por el placer, puede hacernos perder energía, producirnos enfermedades, malestares físicos y psíquicos, llevarnos a la obsesión, al engaño y a estados de dolor profundo. Denuncias como las que comentaba al principio son pequeños ejemplos de los efectos perniciosos de una actividad sexual inconsciente, excesiva, manipulada o engañosa. El sexo, según diría el yoga, es algo que nos realiza como seres humanos, pero que puede llevarnos al caos. En nuestra mano, en nuestra consciencia, en nuestra sabiduría innata, está elegir una cosa o la otra.



mercoledì 28 marzo 2012

El capitalismo y la economía de mercado son la democracia perfecta

Me acabo de dar cuenta de una cosa. Y que me perdonen los que me crean de derechas por decir lo que dice ahí arriba. Sí, me he dado cuenta de que es eso: el capitalismo y la economía de mercado conforman la democracia perfecta.

¿Por qué? Fijaos. Democracia significa que el pueblo es el que decide. La gente, con sus acciones, con sus ideas y su voto, es la que da y quita poder a un gobernante o a otro. Lo que ocurre es que ese voto sólo se repite cada cuatro años. Es decir, entre voto y voto al que manda no lo mueve nadie.

Ahora, hagamos un paralelismo. Si votar es depositar un papel en una urna, comprar no se diferencia mucho. Porque el dinero es papel, y la caja de cada comercio, una especie de democrática urna. Y el dinero, por donde se mueve, es quien da el poder económico. Cuando una persona compra lo que hace es traspasar su dinero a una persona distinta. Si mucha gente compra un producto sus dueños adquieren poder. Si muchos meten su dinero en un banco ese banco se hace más grande y por lo tanto tiene más poder. Si la gente no compra en una tienda el tendero deja de tener poder y se verá obligado a cerrar.

Es decir, que el capitalismo, la economía de mercado y de bienes de consumo, es una especie de gran democracia donde todos los días se vota. Continuamente, a todas horas. Donde cada consumidor es capaz, con su individual compra diaria, de dar poder o quitarlo. Por lo tanto, no es verdad eso que dicen algunos de que los grandes bancos son los que mandan. De que las empresas hacen lo que quieren. De que los mercados son los que obligan a hacer cosas a los gobiernos. No, es todo lo contrario: somos los consumidores, los que hacemos esa democracia, los que damos el poder a esos pocos que luego hacen lo que les dejamos.

Si hoy en día son las petroleras las que contaminan el mundo es porque nosotros las votamos, diariamente, en las gasolineras. Si son los bancos hacen y deshacen es porque nosotros les damos dinero. Si las televisiones nos tienen atontados es porque no las apagamos. Si la comida es basura es porque la consumimos. Si la energía es nuclear es porque no apagamos las bombillas. Si la ropa nos viene de China es porque los europeos la compramos. Si el mundo está así como está es porque nosotros lo queremos.

Porque no sería tan difícil meter el dinero en otros bancos (que los hay, ¿debo recordaros que existe un tal triodos bank?). O usar más la bicicletas en vez de intentar aparcar cerca. O comprar menos congelados y más fruta fresca en el mercado de abastos. O ver menos la televisión y hojear un libro, o una revista, o dar un paseo por el parque o sentarse a contemplar los pájaros, las nubes, el aire y el cielo. O conversar de noche, a oscuras, alumbrados por un par de velas. O tener algo menos de ropa y coserla para que nos dure más.

Pero nada de eso lo queremos. Tenemos el mundo que hemos decidido. Que decidimos, día a día, con el voto. Metiendo nuestro papelito en las urnas de las tiendas y de los comercios. Sí, el capitalismo y el mercado son la democracia perfecta. Y tenemos lo que nos merecemos.


giovedì 9 febbraio 2012

¿Se es mala persona por ser de derechas?

Se llama Verónica y es una mujer de derechas. Pero esto no quiere decir que sea mala. Ni tampoco que sea buena. Sencillamente, es periodista, y navarra, para más señas. Es decir, una persona normal como cualquier otra de las que hay en España. La diferencia, y por eso está aquí, es que no tiene complejos, además de que se explica muy bien.

Desde hace unos meses publica, en el diario en el que trabaja, una serie de vídeos sobre lo que la gente como ella piensa. Los de derechas, naturalmente. Y lo hace con una gracia, con una claridad y una inteligencia, que a mí, que, sinceramente, ni soy de un lado ni tampoco del otro, casi casi me convence.

Uno de sus grandes éxitos es precisamente en el que cuenta por qué no son malos los de su calaña. Porque, según Verónica, ser de derechas no significa no querer una educación gratuita, ni una sanidad universal. Lo que significa en realidad es esto:



Igualmente, según ella, los de derechas no quieren que desaparezca el estado del bienestar. Lo que ocurre es que tienen miedo a que el sistema se rompa. Que se caiga como una montaña de muñecos Playmobil. ¿Que no te lo crees? Mira, mira:



Y hay más, ¿eh? Porque Verónica se atreve con todo. Por ejemplo, con el aborto, en este interesante vídeo nos explica, de paso, de dónde vienen los niños, de dónde vienen las plantas y de dónde los pajarillos:



Y, por supuesto, se atreve con ETA:



Y con muchas más cosas, los jueces, los políticos, el eterno debate Euskadi-Navarra, la educación diferenciada, los límites de velocidad y hasta con los sanfermines.

Que cada cual la juzgue como mejor le parezca. A mí, si puedo decir mi opinión, lo que más me gusta de ella es que no tiene complejos. Que dice las cosas como las piensa, sin estridencias, sin crear polémicas, sin decir una palabra fuera de tono. Porque, quizá, como dice en el primer vídeo, “si quitamos los falsos dogmas y el odio a quien piensa diferente, al final, ¿qué tenemos? Pues que todos queremos lo mismo”.

venerdì 9 dicembre 2011

Mis soluciones a la crisis

Ayer escribí un artículo diciendo por qué Islandia no nos puede servir como ejemplo para salir de la crisis. Me sentí mal. Tanto decir "por qué no" es demasiado negativo. Así que, positivo, y propositivo, propongo mis soluciones a la crisis. A aquellos que intentan encapsularme en un compartimento, o en otro, creo que les va a sorprender. Y aviso: tengo propuestas revolucionarias, sangrantemente polémicas. ¿Acaso esperabais menos?

1. Cambiar la ley electoral.
No se puede seguir con una ley tan desproporcionada que cambia el sentido del voto por proporcionalidades territoriales y equilibrios partidistas. Por eso, medidas como subir de 350 a 400 diputados, cambiar el sistema de elección con listas abiertas y con mayor representación de las listas más votadas, introducir el diputado 401 para que el portavoz de toda iniciativa popular que consiga más de 50.000 firmas pueda deefenderla en el parlamento. Y otras en este sentido.

2. Reventar el senado.
Literalmente. ¿Para qué sirve el senado? Para nada. Sólo sirve para generar gastos. Por eso, o se reforma y sirve para alguna cosa, o hacemos que dé beneficios. ¿Cómo? Convirtiéndolo en una gran falla. Un espectáculo de fuego, petardos, luces y algarabía. Se destruye, se revienta, se hace una fiesta, se baila alrededor de sus restos como en las noches paganas y además se retransmite a medio mundo por pay per view. Al menos se le gana algo.

3. Educación para la economía.
¿Qué es la educación? Preparar a niños y jóvenes para que entiendan el mundo en el que viven y puedan moverse por él. Pues si esto es así, en un mundo cada vez más dominado por los bancos, por las bolsas, por los mercados, es ABSOLUTAMENTE NECESARIO que todas y ada una de las personas CONOZCAN un mínimo de ECONOMÍA BÁSICA. Qué es una hipoteca, qué es el TAE, cómo se invierte en la bolsa, para qué sirven los impuestos. Etc., etc, etc. Desde que el niño sabe multiplicar y sumar, que estudie economía. No puedo entender cómo aún no se enseña en las escuelas.

4. Restringir el derecho al voto.
¿Qué demonios es ésto de que todos podamos votar? ¿Estamos locos o qué? ¿Es que la opinión de una persona informada, con conocimiento de lo que le rodea, de qué son las instituciones y para qué sirven, puede valer lo mismo de una a la que no le interesa, no lo entiende o no lo conoce? Sé que suena muy mal, pero me da igual. A partir de ahora, quien quiera votar que se lo merezca. A estudiar, a hacer un examen y, si lo apruebas, te dan tu "carnet de votante", renovable cada, no sé, 10 años. Si no sabes qué es el parlamento, qué es la Unión Europea, para qué sirve el banco central y un par de cosas más, todas muy básicas, ¿eh? nada de complicaciones, un mínimo mínimo, si no las sabes, no votas. Así de claro.

5. Restringir el acceso a los cargos públicos.
Cualquiera no puede ser presidente. Ni ministro. Ni secretario de estado. Ni director de un departamento. Al igual que el derecho al voto, quien quiera ostentar una carga pública, que demuestre que está capacitado. Que tenga un curriculum suficiente en gestión de alguna cosa, que se estudie las cosas necesarias, que haga un examen y, si lo aprueba, sólo entonces, podrá ser elegido por su partido. Sí, ya sé que es utópico. Pero no todo el mundo puede o merece dirigir una institución pública. ¡Ni mucho menos!

6. Abolir la libertad de horarios comerciales.
¿Que por qué? Por dos razones.
La primera: con la (casi) libertad absoluta que hay ahora, los pequeños comerciantes no pueden competir con los grandes. Un comercio familiar no puede abrir los domingos, ni los festivos, ni los sábados hasta por la noche. Por eso, igualdad para todos. Los comercios abren de martes a sábados por la mañana. Así, la gente que trabaja durante la semana tiene días para comprar. Sábado tarde, domingos y lunes, cerrados todos. Y las fiestas, por supuesto, también.
La segunda: si los comercios cierran las fiestas, se consume menos. Sí, claro, la economía se resiente. Pero se ahorra más. Y hay menos etrés. El estrés de comprar se reduce. ¿Os imagináis lo bonito que es poder pasear por el centro de una ciudad cualquiera y tener la tranquilidad absoluta de NO PODER COMPRAR NADA? Aaaaaahhhh, ¡qué maravilla!

Esta medida se complementa con:

7. Restringir la televisión.
¿Para qué sirve poner la tele a las 7 de la mañana? Para nada. Ah, claro, para una cosa: para meternos estrés. La mente, recién levantada, necesita paz y sosiego para despertar y aclarar sus ideas. Por eso, que las retransmisiones empiecen más tarde. ¿Y por la noche? Lo mismo. A partir de la media noche, fuera tele. Si tienes insomnio, te coges un libro y ya verás lo rápido que te duermes. Más: imponer un mínimo de películas a la semana y un máximo de programación rosa. Y quitar unos cuantos canales, que tanto donde elegir confunde.
¿Que por qué? Porque la tele en exceso atonta, aturde, te vuelve estúpido y te estresa. La tele con cierta mesura está muy bien porque relaja, porque ofrece un entretenimiento fácilmente asimilable. También, por supuesto, porque informa. Pero cuando es demasiada no es buena.

Ambas medidas, 6 y 7, tienen un efecto conjunto. Restringir el comercio y la tele van a conseguir una csa: la gente se aburrirá más. Por lo tanto, harán otras cosas: visitar a la familia, irse al campo, leerse libros, jugar al fútbol, ir los teatros, ponerse a estudiar alguna cosa. Hacer cosas que hemos olvidado, cosas más creativas, más recreativamente activas.
¿Que por qué ayudará esto a la crisis? Porque estaremos más calmos, más serenos. Veremos las cosas de otra forma, seremos más creartivos, más activos, menos agoreros. La crisis necesita personas que tengan las ideas claras y que la mente más calmada, y que tengan más capacidad proactiva para hacer cosas. Por eso.

8. Libertad de elección del colegio.
Que los colegios despierten. Que sea activos, que propongan cosas. Que ofrezcan una formación distinta. Que los padres puedan elegir el colegio más adecuado para sus hijos. Que los mejores se llenen, y por tanto reciban más recursos, y que los peores se curren el cómo hacerse mejores. Que si un alumno destaca no se vea avocado a la mediocridad de su clase, y que si a otro le cuesta se le dé mucho más apoyo, porque seguro que tiene recursos no sólo para salir adelante sino para demostrar que puede ser mejor en otra cosa. Que el colegio tenga libertad para crear nuevas formas de enseñar y de educar. La educación está en crisis y necesitamos experimentar, sin corsés ni dogmas estúpidos que se han demostrado que no funcionan.


Ea, ya podéis criticarme. Sí, sé que suena a imposible, que es toda una utopía. Que ningún gobierno hará esto. Pero todo esto sí es posible, y, además, creo que es necesario. Hay que salir de la estupidez dominante, de la mediocridad cotinua, de la confusión generalizada. Es la forma de salir de la crisis. De la económica y de muchas más. ¿Que no es posible? Esperad y veréis.

Por qué Islandia no es un ejemplo

Sé que es muy bonito el ejemplo que ha dado Islandia. Un país asfixiado por la deuda, rozando la bancarrota, parece haberse reflotado gracias a una especie de revolución popular que lo ha cambiado por completo. Los bancos, al contrario que en España, mejor dicho, que en toda Europa, incluso más, que en todo Occidente, se han dejado quebrar tranquilamente. Los políticos y los banqueros que han causado ese desastre han acabado en la cárcel. El pueblo se ha manifestado y ha cortado todos los intentos de aplicar medidas neoliberales. Y, en estos momentos, ese pueblo, el pueblo mismo, está escribiendo una constitución nueva que recoja todo lo que han aprendido de la crisis que están sufriendo.

Sin embargo, permitidme que me explique: Islandia no puede ser un ejemplo. Al menos, para los españoles, para los griegos, para italianos, portugueses, irlandeses... en fin, para la Unión Europea. La cuestión es que no podemos quedarnos sólo con lo que nos parece bonito. La moneda siempre tiene al menos dos caras, normalmente muchas más. Sí, la revolución del pueblo, pero ¿y si vemos las cosas con más detalle?

Para empezar, Islandia tiene una moneda propia. Este detalle es muy importante, porque han podido devaluarla. Primer antiejemplo: España no tiene una moneda propia, tiene otra, que es el euro, y que no puede devaluar. Por lo tanto el ejemplo de Islandia no nos sirve como solución a nuestra crisis.

Pero es peor, porque la corona ha perdido nada menos que un 50% de su valor respecto al euro. Esto es muy malo. Es tremendamente malo. Es como decir que los islandeses tienen que pagar el doble cualquier cosa que venga de fuera, y como ellos no tienen nada, puesto que tienen muy pocos recursos (naturales, se entiende) casi cualquier producto, incluso de necesidad básica, que no produzcan ellos mismos, les cuesta ahora mucho más. Es la medida más antisocial que se pueda deplegar, porque afecta a todas las personas, pero, sobre todo, a las menos pudientes. Claro que Islandia ha sido siempre una sociedad muy pudiente, de forma que, me imagino, esta medida les afecta menos. Segundo antiejemplo: Si en España tuviéramos que pagar el doble por cualquier tipo de producto de fuera, incluida la energía, las medicinas, la tecnolocía... a ver cómo salíamos de ésta. En Islandia, al menos, la energía les sale barata, porque de eso sí tienen mucho.

Más cosas. Se dice que Islandia dejó que sus bancos quebraran. Esto no es cierto: la verdad es que no podían rescatarlos porque la crisis era tan gorda, y el gobierno tan pequeño, que, sencillamente, no podían, no tenían dinero para ayudarles. Los bancos cayeron porque no les quedaba otra. Si el gobierno hubiera podido, querría ver yo cómo se habrían comportado. Tercer antiejemplo: los bancos españoles están, en general, muy bien, comparados con los islandeses, e, incluso, con los de otros países. En España sí había dinero para ayudar a los bancos. Por eso se les ayudó. En otros países, como EEUU, también algunos bancos cayeron. El ejemplo a todos nos suena: Lehman Brothers.

Pero no es sólo eso. Se dice que la crisis de Islandia les ha hecho retroceder 10 años en cuestiones de calidad de vida y de expectativas económicas. Esto, en ese país, donde la renta per cápita era (y es) tremenda, donde los niveles de vida no se pueden comparar a los nuestros, puede ser un tropiezo importante. Pero si nos comparamos a ellos, perder 10 años en España es como volver al principio de los 90 (me salto los dorados 2000 porque ahí no paramos de crecer; volver al 2002 sería mucho mejor de lo que estamos ahora), donde la ilusión en la vida del españolito medio era tener un pisito, librarse por fin del dos caballos, comprarse un móvil-ladrillo y, con suerte, irse con Curro al caribe. Cuarto antiejemplo: no creo que la sociedad española estaría dispuesta a volver a aquello. Si nos dieran a elegir, seguro que la mayoría preferiría que rescataran los bancos. Que, nos guste o no, con lo que nos dan y lo que nos quitan, al final son los que sostienen toda nuestra calidad de vida.

¿Qué significa la crisis de Islandia en términos de desempleo? 10%. En España, el desempleo medio en los buenos tiempos rozaba precisamente esta cifra. En Islandia, pocas veces han visto una desocupación más grande del 2,5%, y sólo en algunas zonas. Tomando estos datos como ejemplos (es sólo por hacer unos cálculos, malos, aproximativos, pero, creo, muy indicativos), esto quiere decir que, más o menos, el paro en Islandia ha aumentado cuatro veces por culpa de la dichosa crisis. Quinto antiejemplo: si tomamos estas cifras, en España tendríamos un paro del 40%. Casi la mitad de la población activa. Esto sería absolutamente inasumible. España se iría del euro, de la Unión Europea y, probablemente, del mapa.

Y llegamos a lo más importante: la revolución del pueblo. El gran ejemplo que se pone como solución a la crisis. En Islandia la gente estalló, bloqueó, primero en la calle, luego con sus referendums, las decisiones más neoliberales que proponía el gobierno. Los jueces metieron en la cárcel a políticos y banqueros. Y en estos momentos se forma una asamblea popular que escribirá una constitución salida de la base social, no de la clase política. Sexto antiejemplo: ¿alguien se imagina a los jueces, y más aún, a los fiscales, llevando a juicio y a la cárcel a los políticos que les han puesto en ese sitio? Creo que nadie, ¿verdad? Por no hablar que, me parece, en España el delito de "Omisión del deber" que se practicó en Islandia, no sé yo si está penado. Vamos, no lo sé, pero me parece que no. Pero, más todavía: Islandia son 300.000 personas. 300.001, con Björk. Un pueblo muy, muy formado, con altas cotas de participación ciudadana, con responsabilidad, civismo. Y, además, son muy pocos. Último antiejemplo: ¿Alguien se imagina, en España, a la ciudadanía saliendo en masa, y no me refiero a cientos de miles, ni a un par de millones, sino a sólo, por decir algo, un tercio de la gente saliendo a la calle, debatiendo en serio, redactando una constitución? ¡Si hasta en los bares del pueblo no se pone de acuerdo nadie! Pero es que, de verdad, es que son muy pocos. Es que son realmente muy pocos. ¡Y son cívicos! Así es más fácil.

En resumen: que está muy bien lo de Islandia. De verdad, es muy loable. Ojalá aquí hiciéramos lo mismo. Pero no, no es comparable. Para nada. ¡Ojalá!

mercoledì 10 agosto 2011

La otra cara de la visita del papa

Estoy leyendo en estos días artículos como éste:

http://www.publico.es/espana/345390/cuanto-cuesta-la-visita-del-papa

en los que se critica la visita que el Papa va a hacer a España por todo lo caro que va a costar a las arcas de las instituciones públicas. En concreto, éste dice que el coste será de casi 30 millones de euros. Sin embargo, hoy he descubierto este otro:

http://www.elmundo.es/elmundo/2011/08/09/madrid/1312908258.html

En él se detalla una serie de descuentos que se van a hacer a los peregrinos, en forma de abonos más baratos para la red de transporte público, descuentos en las comidas y otra serie de cosas. Entre ellas, una que me ha llamado poderosamente la atención:

"se emitirán carnés jóvenes gratuitos tanto para los peregrinos con edades comprendidas entre los 14 y 30 años, como para los jóvenes voluntarios no residentes en la Comunidad de Madrid. Este carné permite descuentos en teatros, cines o museos, entre otras actividades de ocio".

Aquí me he quedado pensando. O sea, que los peregrinos, además de ir a ver al Papa, de escuchar misas y decir oraciones, van a ir a teatros, cines, museos y a otras actividades de ocio.
Entonces me he puesto a echar cuentas.

No sé por dónde he leído que a este tipo de cosas suelen ir más de un millón de personas. Me he puesto a imaginar tirando por lo más bajo. Pensemos que de ese millón y pico una cuarta parte, es decir, 250.000 personas, son las que se vienen de fuera. Me parece una cifra muy baja, pero es por hacer una estimación, más o menos. Esas personas necesitarán comida, alojamiento y, por lo visto, ocio. Bien. Imaginemos una cosa como 25€ para dormir, 25€ para las respectivas comidas y otros 15€ para esas salidas nocturnas. En total hacen 65€ por día. Que digo yo que si van a Madrid no va a ser ir y volver; ya que estamos, nos quedamos al menos 3 días. Es decir, 195€ por peregrino. Como son un cuarto de millón... nos sale...

... nos salen más de 48 millones. Es decir, 18 millones de euros de beneficio, a repartir entre hosteleros, hoteleros, museos, cines y teatros. Y creo que me he quedado muy corto, que he tirado muy por lo bajo. Además de los beneficios en imagen y publicidad que la ciudad de Madrid se va a llevar por todo el mundo.

Bien. No sé si tengo razón, ni es mi intención armar polémica. Simplemente señalar que, muchas veces, las cosas tienen una cara oculta, y, en este tipo de eventos, casi siempre viene en forma de dinero.