Ayer me dijo alguien en facebook que el sistema que tenemos no se sostiene. Yo creo que no es cuestión de sistemas, sino de las personas que hacemos el sistema. Y pensando en esto se me ocurrió una cosa.
Hace unos años España iba bien. Al menos, así se decía. No me refiero al gobierno de Aznar, sino a los primeros años del actual presidente. Tan bien iba que, como las cuentas públicas tenían superávit, en una medida sin precedentes en ningún gobierno que se conociera, Zapatero decidió "repartir dividendos" y regalar a cada trabajador y, me parece, a cada pensionista, 400 €. Se hizo como deducción del IRPF, y, si no recuerdo mal, se aplicó a cada nómina como una bajada de la retención.
En principio la idea es magnífica. Como todo va bien, que la gente disponga de un dinerito extra para gastar en lo que le parezca. Pero fijémonos en un par de detalles. Los 400 € se descontaron de la retención de la nómina. Para un trabajador que cobre 12 pagas, esto supone 33,3 euros más al mes. Es decir, un euro al día.
Si una persona cobra 1.000 euros, cobrar 1.033,3 casi no lo nota. No supone un gran ingreso. Apenas es consciente de él. Es un dinero que tal como entra en el bolsillo sale. Un par de cervezas más, unas llamadas de móvil, unas compras en la tienda de al lado y los 33,3 € mensuales se han escapado. Al no ser conscientes de ello, los 400 € al año cambian de manos como por arte de magia, sin saber dónde ni cómo. No inciden en el ahorro personal, ni en el quitarse las deudas, ni en hacer una inversión ni en nada que vaya a repercutir en una mejora futura de las condiciones económicas de esa persona.
A nivel macroeconómico me faltan conocimientos para saber qué efectos tendría, pero imagino que no a un suficientemente grande: que 20 millones de trabajadores gasten en un año 20.400 € en vez de los 20.000 € que puede tener de base (por poner una cantidad) no deberían suponer una gran diferencia.
Y ahora digo yo: en vez de dar a los ciudadanos una cantidad de dinero que no va les iba a cambiar sustancialmente la vida, y que además no iba a repercutir de forma importante en la macroeconomía, ¿no se podría haber invertido en algo realmente productivo? Ante una situación de estancamiento de la productividad, de burbuja del sector inmobiliario (que ya se veía venir, hablamos de entre el 2007 y el 2009, si no recuerdo mal), ¿no se podían haber abierto nuevas vías de investigación, de desarrollo, de nuevos mercados? ¿En sanear deudas, en reforzar las pensiones, en ayudar a pymes, invertirlos en educación, aumentar las prestaciones por desempleo a los que realmente lo necesitan?
Si no me equivoco ese dinero se repartió durante 2 años. Suponiendo que en España fuésemos 20 millones de trabajadores, esto significó un total de 16.000 millones de euros. ¿Cuántas cosas se podrían haber hecho con 16.000 millones de euros?
Personalmente (y esto lo pensé en su momento, no sólo lo digo ahora) los hubiera invertido en empezar algo. Es decir, en abrir un nuevo sector productivo que, a la larga, hubiera generado empleo. En su día se hizo una apuesta europea por el sector aeroespacial, y los países que se apuntaron a ello (como España) a la larga consiguieron tener fábricas, es decir, puestos de trabajo. Se podría haber incentivado a empresas para que investiguen. O haberles ayudado a salir mejor al mercado exterior. O haber mejorado la red de transportes. O haber creado más plantas de energía renovable, con lo que, además de contaminar menos, hubiéramos salido un poco de la actual dependencia económica del gas y del petróleo. O, como dicen los del 15M, en crear una banca social (aunque yo tengo dudas sobre si funcionaría) que en estos tiempos de crisis hubiera ayudado a muchos pequeños empresarios y a muchas familias endeudadas.
Si metemos en la misma lógica un montón de proyectos absurdos, como el famoso regalo de bombillas de bajo consumo o el esperpéntico plan E, que sólo sirvieron para gastar y que no produjeron nada que se pudiera rentabilizar a largo plazo, por no hablar de la cantidad de gastos innecesarios de estupideces políticas, me doy cuenta de las masas de dinero que se pudieron haber usado en crear algo para el futuro y que se fue por las alcantarillas de la economía improductiva. Cosas que habrían generado empleo. Y que sin embargo nos gastamos, sin darnos cuenta, actuando irresponsablemente como nuevos ricos.
La mejor política social, a veces, no consiste en dar dinero a la gente. Muchas veces no pasa de ser puro populismo. Ser capaces de focalizar ese dinero en proyectos que, a la larga, generen beneficios sociales en forma de trabajo, que es lo que más hace falta, hubiera sido lo mejor quizá no para evitar, pero sí para paliar algunos de los efectos de lo que ahora pasa.
1 commento:
Muy buen post Ignacio,
Aquello estuvo pensado con el culo (con perdón).
Ahora con la crisis estas cosas cobran una mayor dimensión.
Lo del Plan E se pensó apostando que la crisis iba a durar poco, y mira ahora cómo estamos.
Mi caso concreto fué más estúpido, yo estaba tributando en España y trabajando en Navarra, los 400 euros se me negaron.
Aquello ocasionó que me pasara a tributar a Navarra. Así que 400+400 sirvieron para que mi mujer y yo no pagáramos impuestos en España.
Un saludo,
Jesús
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