Creo que es la tercera vez que visito el aeropuerto de Heathrow en más o menos un año, y esta vez, os lo digo en serio, me he quedado con la boca abierta. Será porque estaba aburrido, pero no me esperaba que hubiera comercio tan refinados, exclusivos y sofisticados. Y, sinceramente, no me parecen tan caros.
A los starbucks, café nero y franquicias de siempre, que se basan en bebidas rápidas, magdalenas, bollería pesada, bocadillos de pollo y atún y una decena de platos preconfeccionados de los de calienta-come-y-sal-por-patas, se han unido una pléyade de restaurantes, steak houses, sushi lounges y wine bars que ofrecen una selección de platos y una variedad de bebidas de ésas que antes uno se imaginaba que eran para personas con clase. Que el populacho, antes, con chorizo, pan y coca-cola se ponía que hasta daba las gracias. Ostras, pescado crudo, carne de búfalo o vaca argentina, quesos del mundo, vinos franceses y platos a la trufa auténtica inundan ahra el paladar que espera.
Y si te aburres, las tiendas. De souvenirs ya sólo queda Harrod's, que es como un corte inglés de baratijas caras, y una horterada que se llama Old Style que lo que venden son “productos típicos” (manteles, cojines, bolígrafos y pamplinería) cuya tipicidad está en que tienen la Union Jack estampada, los 3 colores, vamos, la bandera británica. Ahora la gente que viaja compra y regala prestigio. Tiffany, Cartier, Burberry y su pariente (imagino) Mulberry, Hermes, Bulgari, Chanel, YvesSaintLorent y Gucci. Y muchos más que no conozco. Por supuesto, también hay mac, y he de decir que no son caros. De hecho, son más baratos, que para eso es precio aeropuerto.
Pero lo que me gusta ver son los whiskeys. Empiezo en la zona pobre, que no es el Loch Castle no, nada de eso, son los del botellón caro, los Ballantines, Jameson, Jack Daniels o Deward's, a 12 pounds, 14, 20. Aparecen ofertas, 2 Chivas Regal por 39 libras, casi dan ganas de alargar la mano y sacar la tarjeta. Seguimos subiendo, marcas que no conozco, no me digáis que las diga, 35, 47, 50 pounds. Empezamos a los imposibles, 100, 200, 350. Veo uno que cuesta 400 libras y me parece que va a ser el último. Me equivoco. Una botella preciosa, enmarcada en una caja increíble cuesta algo así como 1.250 libras. Pero ahí no se queda la cosa, aún nos queda el plato fuerte. Permitidme que me ponga serio:
The John Walker. Sí, The John Walker, no, no es Johny Walker, no es el red label, ni el green label, ni el blue label, que también existen, éste se llama The John Walker. La botella no os la imagináis, es de una forma imposible, no es redonda, ni cuadrada, ni rectangular ni poliédrca. Es todo eso a la vez. La caja, acorde al suceso, tiene pinta de madera buena, lacrada, brillante, pulida.
Dejo para el final el precio. El precio. El precio.
El precio son 2.000 libras. 2.000 libras. 2.000 libras. Al cambio son 2.291 euros. Lo que cobra media España en dos meses de trabajo.
Bueno, algún día podré. Me voy a comprarme un capricho, Bombay Safire, 14,95, botella de litro, que está en oferta. Y yo que pensaba que era una cosa cara...
PD: No, no me la pude comprar. Era una oferta para los que viajan más allá de la UE. Para los de aquí hay que pagar el VAT, vamos, el IVA. Al final no era barato.
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